La rentabilidad y la liquidez son dos conceptos fundamentales en el mundo de las finanzas. Ambos son importantes, pero muchas veces pueden entrar en conflicto. Al invertir, por ejemplo, podemos buscar obtener el máximo rendimiento posible, pero a veces eso significa poner en riesgo la liquidez de nuestros activos.
En este artículo vamos a analizar en detalle la importancia de la rentabilidad y la liquidez en las finanzas, sus diferencias y cómo podemos encontrar un equilibrio entre ambas.
¿Qué es la rentabilidad?
La rentabilidad se refiere a la ganancia que obtenemos de una inversión. Se mide en porcentaje y se calcula dividiendo los ingresos obtenidos entre el capital invertido.
La rentabilidad es una de las principales razones por las que invertimos nuestro dinero. Buscamos maximizar nuestros ingresos y obtener el mayor rendimiento posible de nuestros ahorros.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la rentabilidad no es lo mismo que el beneficio. Por ejemplo, una inversión que nos genera un 10% de rentabilidad puede ser rentable, pero si los costos asociados a esa inversión son del 9%, el beneficio neto sería solo del 1%.
Además, la rentabilidad no es garantizada. Todas las inversiones conllevan un riesgo, y cuanto mayor sea el riesgo, mayor será la rentabilidad potencial (o la pérdida).
¿Qué es la liquidez?
La liquidez se refiere a la capacidad de un activo para ser vendido rápidamente sin sufrir grandes pérdidas en su valor. En otras palabras, se trata de la facilidad para convertir un activo en efectivo sin demoras ni dificultades.
La liquidez es una característica especialmente importante en momentos de emergencia o en situaciones en las que necesitamos acceso a nuestro dinero rápidamente. Si nuestros ahorros están invertidos en activos ilíquidos, como bienes raíces o instrumentos financieros complejos, puede ser muy difícil obtener efectivo en el corto plazo.
Por otro lado, los activos líquidos suelen tener una rentabilidad más baja, ya que no conllevan tanto riesgo como los ilíquidos. Por ejemplo, una cuenta de ahorros o un depósito a plazo fijo pueden ser muy líquidos, pero sus rendimientos son bajos.
Rentabilidad vs. liquidez: ¿qué es más importante?
Como ya hemos visto, tanto la rentabilidad como la liquidez son aspectos importantes a la hora de invertir nuestro dinero. Pero en ocasiones, pueden entrar en conflicto.
Por ejemplo, si invertimos en un activo muy rentable, pero con escasa liquidez, puede que nos cueste venderlo rápidamente en caso de necesidad. Por otro lado, si optamos por activos muy líquidos, como una cuenta de ahorros o un fondo de inversión con un bajo rendimiento, estaremos sacrificando la rentabilidad potencial.
La clave para encontrar un equilibrio entre rentabilidad y liquidez es conocer nuestros objetivos y necesidades financieras. En función de ellas, podemos buscar una combinación de inversiones que nos permita obtener el mayor rendimiento posible sin poner en riesgo nuestra capacidad de obtener efectivo en el corto plazo.
Por ejemplo, si tenemos un objetivo de largo plazo, como la jubilación, podemos optar por inversiones más arriesgadas y menos líquidas, como acciones o fondos de inversión de renta variable. Si buscamos un objetivo a corto plazo, como la compra de una casa, podemos optar por activos más líquidos y conservadores, como los bonos o depósitos a plazo fijo.
También podemos diversificar nuestra cartera de inversiones, invirtiendo en diferentes clases de activos con distintos niveles de rentabilidad y liquidez. De esta manera, reducimos el riesgo y aumentamos nuestras posibilidades de obtener beneficios a largo plazo.
En conclusión, la rentabilidad y la liquidez son dos conceptos fundamentales en las finanzas, pero cada uno tiene su importancia en función de nuestras necesidades y objetivos financieros. Es importante encontrar un equilibrio adecuado, diversificar nuestra cartera de inversiones y conocer bien los riesgos asociados a cada tipo de activo.